19.10.07

Le Locataire. (El inquilino). 1976.


Roman Polanski

Trelkovsky debe ser uno de los personajes más tranquilos, pacíficos y pasivos que se hayan podido ver. El ciudadano de origen polaco, interpretado magistralmente por el mismísimo Polanski, debe gozar de estas estoicas características porque, conforme va avanzando la trama, se gesta en él una mutación tremendamente marcada. La causa es la macabra y perturbadora influencia de sus desequilibrados vecinos.

El guión es gradual y va subiendo imperceptiblemente de intensidad hasta que se consuma en una situación totalmente inesperada. Existen contados sobresaltos en los dos primeros tercios del largometraje, pero representan la cumbre del thriller psicológico. La trama es sórdida y lóbrega, demasiado íntima. Polanski logró conjugar todos sus argumentos de manera sutil y aislar la totalidad hacia un punto donde no hay retorno, hasta un final cíclico de antología que resulta extremadamente paranoico, desesperante, ilógico y arrebatador… es como un golpe en la cabeza y duele de tan irreal.

El protagonista pretende rentar un apartamento en un edificio habitado por gente anormal; desde el instante de su llegada encuentra hostilidad, burla y sarcasmo. Infelizmente se entera que la mujer que ocupaba el ahora deshabitado inmueble intentó suicidarse, aventándose por la ventana, y que en esos momentos está en el hospital. Decide ir a verla y posteriormente va a su ceremonia fúnebre. Es en ese instante cuando la pantalla transmite imágenes y diálogos increíblemente perturbadores: el cristo que corona el altar aparece deformado, terrorífico y repulsivo, la siniestra imagen se ve aderezada por un diálogo igualmente escandaloso que suena a poesía maldita:

“La tumba helada. Tú volverás al polvo donde saliste y sólo tus huesos quedarán. Los gusanos comerán tus ojos, tus labios, tu boca. Se meterán por tus orejas, por tu nariz. Tu cuerpo se pudrirá hasta el más pequeño lugar y desprenderá un hedor insoportable. Sí, Cristo ascenderá al cielo y se reunirá con todos los ángeles, pero no con los que se arrastran como tú, lleno de los más bajos vicios, anhelando sólo la satisfacción carnal ¿Cómo osas importunarme y mofarte ante mi cara? Qué insolencia, ¿Qué estas haciendo tú aquí en mi templo? Tú perteneces al cementerio, tú apestas. Apestas como el hedor de los cadáveres que quedan a lo largo del camino. En verdad te digo que nunca entrarás a mi reino”. Lo que da una pista del desenlace.

La mayoría de la gente que lo rodea pretende desquiciarlo: orillan al nuevo arrendatario a trasmutarse en Mademoiselle Choule a través de la repetición de sus actos más personales. La insistencia y la presión ejercida, o tal vez sólo su propia susceptibilidad, lo conducen a la pérdida de personalidad y a una profunda paranoia. Asevera el quimérico inquilino “¿En qué momento un individuo deja de pensar que es él mismo?” antes de perder el sentido y adelantándose ya a los hechos.

Figuras tenebrosas, macabramente felices, parecen observarlo en todo momento desde el baño. Todo su universo está expectante sobre lo que hace o deja de hacer, lo acosan irremediablemente; los pretextos y las provocaciones sobran. Polanski presenta para ello un desfile de personajes totalmente absurdos e irracionales. Todos tienen la consigna de hartar a su nuevo vecino, pero nunca se devela la razón de este comportamiento. Trelkovsky es sumamente atento y amable pero nunca es correspondido; resulta desesperante encontrarse a alguien con tan extrema pasividad y paciencia.


Al final su salud mental es deplorable, presenta alucinaciones, termina por desconfiar de sus amigos más cercanos y desarrolla en terror irracional a casi cualquier situación. Como viaje inducido a la locura podría resumirse el argumento central. De esta migración, el inquilino no encuentra retorno.


Años atrás, Polanski había realizado ya “Repulsion” y “Rose Mary’s baby”. El factor común es que la trama gira en torno a un departamento y sus excéntricos vecinos; los resultados son ampliamente reconocidos. En el caso de “El bebé de Rose Mary”, uno no puede dilucidar hasta el final si la protagonista está loca o en verdad los otros tienen tendencias satánicas. “Repulsion” no la he visto, pero la fórmula aplica también para “El inquilino” donde las mayores impresiones y la conclusión definitiva se devela hasta el final.

2 comentarios:

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otra pelicula de similar carateristica es "La Comunidad" de Alex de la Iglesia.. para recomendar